
Se acerca uno de los feriados religiosos más importantes de occidente, Semana Santa y junto con ello la antigua práctica cristiana de evitar el consumo de carne, reemplazándola por pescado durante los días previos al domingo de resurrección. En este artículo analizaremos cómo esta tradición, nos ofrece una oportunidad para revindicar la presencia de este grupo de alimentos tan relevante para la salud que son los pescados y productos marinos, los cuales, además, se encuentran presente en el amplio territorio costero de nuestro país.
Según antecedentes de la Sub Secretaría de Pesca y Agricultura, el año 2020 los chilenos y chilenas consumimos alrededor de 15 kg anuales de productos marinos, de los cuales: pescados (11,7 kilos), moluscos (2,8 kilos) y otros recursos -como crustáceos y algas (1,3 kilos), cifras que se encuentran por debajo del promedio mundial de 20 kg per cápita anuales.
Al analizar la frecuencia de consumo de estos productos, una encuesta realizada a más de mil personas de 9 regiones de Chile el año 2024, reveló que el pescado se consume en promedio 3,6 veces al mes, y mariscos 2,3 veces al mes, además los resultados indicaron que el 88% del consumo ocurre en el hogar, siendo los pescados más comunes la reineta, merluza y salmón (41,5%, 27% y 12% respectivamente), mientras que el marisco más consumido es el chorito (35%), sin embargo, los tipos de alimentos marinos más consumidos difieren según la zona geográfica.
La Encuesta Nacional de Salud (2016-2017) también abordó dentro del ítem de la dieta el consumo de pescados y mariscos, destacando que sólo un 9,2% de la población chilena cumple con la recomendación de 2 veces por semana y aquellas personas con mayor nivel educativo (12 años de estudio) cumplen en mayor proporción esta recomendación (11,2%) comparado con quienes estudiaron por menos tiempo (8 años) donde sólo un 6,3% consume productos del mar. Así mismo otros datos nacionales indican que el nivel socioeconómico también influye en el consumo, siendo el quintil de ingresos más bajo el que menos lo consume.
Estas cifras revelan una realidad, nuestro país, a pesar de contar con una abundante oferta de productos marinos locales, tiene un bajo consumo, siendo principalmente una vez a la semana y de productos enlatados. Las Guías Alimentarias para la población chilena del año 2022 en sus mensajes indica “Aumenta el consumo de pescados, mariscos o algas de lugares autorizados” enfatizando en los beneficios que presenta su consumo, dado el aporte de nutrientes esenciales y la relevancia de comprar en lugares autorizados, manteniendo las medidas de higiene durante su preparación, de modo que sean alimentos seguros, evitando posibles contaminaciones.
Es así como el pescado y los productos marinos son considerados un “súper alimento” debido a las propiedades nutricionales que presentan, principalmente el ser fuente de proteínas de alto valor biológico y el aporte de ácidos grasos omega 3, un tipo de ácido graso poliinsaturado, que se considera esencial ya que el cuerpo humano no lo sintetiza y dentro de sus funciones, destaca el poder antiinflamatorio, que contribuye a prevenir patologías neurológicas, del sistema nervioso, diabetes, ayuda a disminuir el colesterol, mantener la presión arterial, y que, además, son necesarios para el desarrollo del bebé durante la gestación y la lactancia. Además, los productos marinos son altos en vitaminas del complejo B, vitaminas A y D, y una cantidad importante de minerales como hierro, zinc, calcio, fósforo, selenio y yodo. Sus beneficios se asocian a este perfil nutricional del alimento, pudiendo reemplazar el consumo de carnes rojas y procesadas por productos marinos.
Estos alimentos son altamente versátiles, pudiendo incorporarse en preparaciones frías y frescas como ensaladas, ceviches o mariscales (siempre cocidos) que resaltan su sabor, o bien en platos calientes ya sea cocidos al vapor, a la plancha, en caldillos o guisos, las cuales se deben preferir por sobre aquellas preparaciones que involucran freír el pescado, para conservar sus beneficios, así como también, pueden ser consumidos por personas con diversos estilos alimentarios como es el caso de dietas basadas en plantas (o vegetarianas), en las cuales las algas aportan omega 3 de buena calidad y minerales esenciales.
Sin duda estas celebraciones nos recuerdan la variedad de preparaciones y de productos marinos que nuestro territorio ofrece, por tanto, se transforman en una oportunidad valiosa de volver a consumir en familia, alimentos naturales, nutritivos y que forman parte de la cultura de nuestro país, privilegiando el consumo local, con alimentos del amplio lecho marino chileno que se encuentran en mercados y caletas, beneficiando no sólo nuestra salud y economía, sino que también redescubrimos los sabores del mar y cómo hacerlos parte de nuestra alimentación habitual.
Nicole Lasserre-Laso
Nutricionista, MSc. Nutrición Humana
Académica Escuela Nutrición y Dietética Universidad Santo Tomás
Investigadora Consorcio ELHOC Research